Contemplo en silencio y compungido
La historia vieja de mi historia triste
Y paréceme lejana la sonrisa de mi madre
Y paréceme olvidada la caricia de sus manos.
¡Estoy muerto porque perdí el valor de rebelarme!
Tengo frio. Mucho frio. No tengo a nadie
Que cobije mi agonía eterna,
Mis harapos de rayas verticales
No detienen el paso inclemente de la lluvia.
¡Estoy muerto porque mi cuerpo ya no tiembla!
A mi alrededor la sombra de los muertos
Que aunque duermen su dolor y su cansancio
Respiran sin sonidos temiendo que lo escuchen
Los que vienen por los vivos.
¡Están muertos porque muerta esta su alma!
Se escuchan las botas del verdugo
Y tratamos de esconder el temor a responder,
La lista se extiende en números y números
Y vamos contestando al llamado de la parca.
¡Estamos muertos, nuestros nombres ya no existen!
Jonas Otoniel Evolaj