No estuve allí:
Pero como si hubiera estado
En mis manos las cadenas y en mi cabeza el frio
En mis pies las heridas y en mi piel las marcas
El llanto silencioso del temor a represalias
Los ojos apagados contemplando las barracas.
No estuve allí:
La risa asesina de verdugos insaciables
La furia desbordada de las botas criminales
Largas filas de hombres sin mañana
Largas filas de mujeres sin vientre hacia el futuro
Desnudos e impotentes.
No estuve allí:
Preguntas desbordadas buscando el infinito
¿Dónde está Hashem con su espada invencible?
¿Dónde está el protector de Israel?
Silencio en lontananza…
Silencio en las alturas…
No estuve allí:
Pero como si hubiera estado
Me niego a olvidar los gritos angustiosos
Las cabezas rapadas y los harapos sucios
Los huesos expuestos que reclaman sepultura
Las lágrimas perdidas en calabozos de miseria.
No estuve allí:
Pero el mundo tampoco quiso estarlo
Y murieron millones y millones de los míos
El corazón del cielo está de luto
Se robaron las risas de mi patria
Se robaron las entrañas de Israel.
Jonas Otoniel Evolaj
POESÍA DE ISRAEL