Practicaba la religión VUDÚ y era profundamente conocedora de las artes de encantamientos y maleficios heredados de su pueblo. Aunque se había convertido al protestantismo, al entrar a trabajar en la casa del Reverendo Parris, continuaba silenciosamente con sus ritos y costumbres. Narraba con gran habilidad las leyendas e historietas de los nativos esclavos africanos, lo que la hizo muy popular entre las chicas de Salem, llegando a celebrar el AQUELARRE o REUNIÓN DE LAS BRUJAS, enseñándoles a invocar los espíritus del aire.
CAPITULO XI LA MALDICIÓN DE TITUBA

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