Dios respaldó la escogencia de Saúl como rey de Israel, únicamente porque el pueblo así lo pidió. Pero no era su perfecta voluntad: “Y Dijo El Señor a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos”. “Ahora pues, oye su voz; más protesta solemnemente contra ellos y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos”. (1ª de Samuel 8:7-10).
ERRORES DE LA BIBLIA DAVID EL ESLABÓN PERDIDO

16
Feb